En “El Ombú”, Guillermo Enrique Hudson dice: “A veces, a mediodía, encuentro algún pajuerano descansando a la sombra, y si no está durmiendo, platicamos, y él me cuenta ‘e aquel gran mundo que estoh’ ojos jamáh, han visto. Dicen que la casa ande cai la sombra ‘el ombú a la caida’e la tarde, padece desgracias, y que, por último, cai en ruina; y en esa casa, que ya no existe, daba la sombra ‘el ombú a la caida’e la tarde toitos los días del verano. También dicen que los que se sientan mucho a su sombra, se güelven locos.”