Hace más de treinta años que Ismael Viñas vive en el exilio. Su nombre ha ido poco a poco desvaneciéndose de la vida pública. Lo conocí cuando su hermano David me pidió que lo ayudara a localizar una nieta que tenía en California. El azar llevó a la frecuentación. Después vino un documental que hicimos a escondidas. El documental estaba dirigido por una opera-primista ciega y lesbiana, hija de desaparecidos viviendo en Marruecos. El filme se estrenó en el BAFICI y nosotros seguimos la conversación. Con el tiempo Ismael conoció a mi padre y cultivaron una amistad sincera. Muchos de los escritos de Ismael fueron a dar a mi padre que se ocupó de curarlos y darles forma para que yo viera de publicarlos. Lamentablemente esos libros no están al alcance de muchos. De allí surge la idea de idoneizarlos. Y entre tanto, un segmento de aquel film lesbiano, ciego y marroquí que se llamó "Testigo de un siglo"